El aval hipotecario es el contrato por el cual una persona garantiza el cumplimiento de las obligaciones de otra. Es decir, una persona asume el pago de una deuda de otra cuando esta no cumple con el pago. De esta forma, surge la figura del avalista hipotecario como la persona que responde con sus bienes ante la deuda en caso de impago.
Sin embargo, el avalista no podrá ser objeto de ejecución hipotecaria si anteriormente el banco no ha realizado el embargo de todos los bienes del deudor.
Para quitar avalistas de un préstamo hipotecario, hay que tener en cuenta que este se encuentra vinculado al préstamo aval hipotecario hasta que el deudor pague la deuda, garantizando que se han cumplido las obligaciones pactadas que, en este caso, es la devolución del capital prestado con sus intereses.
Cuando se paga la deuda quedarán liberados tanto el avalista de una hipoteca como el deudor principal. Si se trata de un aval parcial, el avalista ya no tendrá que responder con su patrimonio del impago de la deuda cuando se amortiza la cantidad especificada en la escritura. Otra forma de acabar con el aval es cuando se acuerda con el banco la condonación de la deuda.
Como avalista, es importante conocer las posibles consecuencias que esto puede tener:
- Las limitaciones para solicitar un préstamo personal, debido a que las finanzas y propiedades ya están comprometidas con el aval, por ende, no hay forma de garantizar al banco la recuperación del dinero que preste.
- Aunque el hipotecado fallezca, el aval permanece hasta que el préstamo sea pagado en su totalidad.
- En caso de fallecimiento del avalista, sus herederos se harán cargo hasta que el préstamo del aval hipotecario sea pagado.
- Pueden ser catalogados como morosos, en caso de que el titular del préstamo hipotecario no realice los pagos correspondientes. Tanto él como el avalista pasarán a formar parte de un listado de morosos, el cual les podrá impedir el acceso a futuros préstamos o créditos bancarios.
