Los depósitos bancarios son una opción ideal a la hora de ahorrar. Pero… ¿sabes realmente cómo funcionan y los tipos que hay? Te explicamos todo lo que debes saber sobre los depósitos bancarios y su tipología para que puedas decidir por ti mismo cuál es el que más te conviene.
¿Qué son los depósitos bancarios?
En primer lugar, hay qué tener claro qué son exactamente los depósitos bancarios y cómo funcionan. Se trata de una operación entre un usuario y un banco en la que el usuario deposita su dinero durante un plazo de tiempo determinado. Una vez ese plazo llega a su fin, el banco le devuelve el capital con un tipo de interés que se acordó previamente.
Las opciones por tanto son muy diversas. Especialmente, varían según el plazo de tiempo (corto, medio o largo) y el tipo de interés con el que luego te devolverán el capital. Hay que tener muy presente que, en algunos de ellos, el dinero no se podrá extraer antes del vencimiento del contrato, con lo cual, es muy importante decidir muy bien qué tipo de depósito contratamos, así como el plazo y sus condiciones. Así evitaremos no disponer de capital si en algún momento nos hace falta.
Sus ventajas están claras y es que nuestro capital crecerá según el tipo de interés pactado. Además, generalmente son sencillos de contratar y gestionar y están garantizados por un fondo de garantía de depósitos.
Tipos de depósitos bancarios
Ahora que ya conoces qué son los depósitos bancarios y cómo funcionan, te explicamos a continuación los principales tipos de depósitos bancarios que existen en el mercado. De este modo, podrás decidir cuál se adapta mejor a tus necesidades.
Depósitos bancarios a la vista
Los depósitos bancarios a la vista son los más populares por la razón de que permiten ingresar o disponer del dinero en cualquier momento. De esta manera, si tenemos una emergencia, siempre podremos recuperar nuestro capital. Un ejemplo son las cuentas corrientes, las cuentas de ahorro o las cuentas remuneradas.
Sus ventajas es que son muy sencillos de contratar y fáciles de gestionar. No obstante, como inconveniente encontramos que su objetivo principal no es proporcionar rentabilidad al ahorrador con lo que el tipo de interés puede ser muy bajo o incluso, nulo. Además, suelen conllevar comisiones. Se tratan más bien de un soporte de capital. A veces, se pueden obtener ventajas domiciliando la nómina o prestaciones.
Depósitos bancarios a plazo fijo
Los depósitos a plazo fijo sí tienen una finalidad inversora. En este caso, por tanto, no es posible retirar el dinero durante el tiempo pactado. Transcurrido este tiempo, se devolverá con sus debidos intereses. Normalmente, a más tiempo pactado, los intereses serán mayores.
En el caso de necesitar el dinero antes de la fecha de vencimiento, en la mayoría de casos, el ahorrador deberá abonar una penalización o comisión por cancelación anticipada. Por ello, es importante pactar el plazo que más nos convenga (corto, medio, etc).
Depósitos bancarios con remuneración en especie
El funcionamiento es igual que el anterior con la salvedad de que, en este caso, en lugar de intereses, los bancos ofrecen algún tipo de regalo: televisión, robot de cocina, móvil, etc. Las posibilidades son infinitas.
Cuenta Individual de Ahorro a Largo Plazo (CIALP)
El objetivo de este tipo de cuentas es fomentar el ahorro a largo plazo. A veces, se les llama Plan de Ahorro 5 porque el plazo mínimo para retirar el capital es de cinco años.
Depósitos bancarios a interés variable
Se trata de uno de los depósitos más complicados y a veces, con cierto riesgo ya que el usuario no sabe de antemano el interés que recibirá por su dinero. Normalmente, varía según el Euribor (aunque puede estar ligado a algún otro índice).
A veces, para compensar la incertidumbre se ofrece un diferencial fijo. No obstante, antes de contratar este depósito hay que estar seguro y ver muy bien las condiciones ya que el Euribor puede resultar también negativo.
Depósitos estructurados
Por último, los depósitos estructurados son los más complejos ya que están dirigidos a inversores con buenos conocimientos financieros.
La rentabilidad no está asegurada y varía según un activo subyacente que puede ser el Euribor, un paquete de acciones, etc. Suelen ser depósitos con poca liquidez.
Ahora que ya conoces los tipos de depósitos que existen, ¿has encontrado cuál es el que más te conviene? Si te han quedado dudas, ¡consulta con nosotros!